
El otro lado de Xochimilco: El chinampero.
«Yo represento a mi abuela nahua-xochimilca, a mi otra abuela otimí, médica tradicional, y también represento a mi abuelo», comenta Jazmín, «esta chinampa se llama la Chinampa de los Abuelos. Pero no tiene ese nombre por un motivo turístico, no. Ese nombre es en honor a quienes la construyeron y en honor a quienes la defendieron, sin ellas y ellos ahora nosotros no estaríamos aquí. Lo defendieron hasta con su propia vida».
Las chinampas son “una herencia de nuestros ancestros, de los primeros pueblos que habitaron esta cuenca del Valle de México”, comenta Alan, mentor del Proceso Organizativo de Xochimilco; “Es una construcción hecha por hombres y mujeres a base de todos los materiales orggánicos que están aquí cerca: lodo, capas de ramas, de vegetación acuática. Es un islote flotante en un principio, el cual se va anclando conforme va pasando el tiempo gracias a las raíces de los árboles que le van creciendo”.
Estos islotes se encuentran en medio de unos laberintos de agua; estos canales acuáticos permiten la transportación de las hortalizas y flores de ornato las cuales se siembran y cosechan en estas chinampas, y luego se ponen a la venta en los mercados locales.
Jazmín Martínez es una de las integrantes de los grupos que conforman el Proceso Organizativo de Xochimilco en la Ciudad de México. En momentos se le oía la voz entrecortada pero no bajaba la mirada, “Gente ajena a estos territorios comenzaba a apropiarse de las chinampas, de estos espacios». El ganado irrumpe, los cultivos se marchitan, la vida se desmorona. Un despojo que no solo arrebata tierras, sino que hiere la identidad y la memoria.
Recuerda cuando una de sus abuelas le contaba que cuando hubo la repartición de la tierra la mayoría de las mujeres quedaron aun lado de obtener una parte.


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“Hoy, para mí es un privilegio estar con ustedes representando a mis abuelas […] y esas mujeres que no se les tomó en cuenta». Parte de su lucha es visibilizar las desigualdades históricas, pero también la de hacer notar ahora la fuerza de las mujeres como guardianas de la tradición y de estos humedales. El Proceso Organizativo de Xochimilco cuenta con XXXXX de mujeres, lo que representa el %%%% de las y los integrantes de esta alianza de grupos.
Xochimilco, es el principal proveedor de la Ciudad de México (buscar dato de cuánta agua se extrae), donde el agua fluye para saciar la sed de millones, por tal motivo se enfrenta a desafíos que amenazan su existencia. «Como se dice coloquialmente: a una sola vaca se le está ordeñando la mayoría del agua», comenta Jazmín, denunciando la sobreexplotación de los recursos.
«FASOL fue a la primera organización a la que nos acercamos con la ayuda de Alan” comenta Jazmín, y agrega “el apoyo de FASOL, la simebra de hortalizas y un poco del turismo verdaderamente sustentable es lo que nos ayuda a mantener vivo el proyecto». Alan, como mentor, funge como un puente entre FASOL y los grupos, acompañando, dando seguimiento, orientando y gestionando la colaboración mediante los programas de Aportaciones y Fortalecimiento de Habilidades bajo el Modelo de Acompañamiento como una de las estrategias principales de FASOL.
Así como el Proceso Organizativo de Xochimilco, FASOL colabora con otros cuatro: uno en Baja California Sur, otro en Tabasco, el de Iztapalapa – Tlahuac (en CDMX) y el de Oaxaca. Los cuales cuentan con 150 grupos y colectivos y con 600 integrantes de los cuales el %%% son mujeres.

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«Estamos en el eje neo volcánico transversal, eso hace que nuestro sistema de agricultura sea patrimonio agrícola mundial y uno de los más sustentables del mundo. Nosotros no requerimos ningún tipo de agroquímico, todo nos lo provee la madre tierra», afirma Jazmín. La chinampa, un es un modelo de sustentabilidad ancestral, una forma de vida amable con la naturaleza y que dota de salud a quienes consumen sus cosechas.
La lucha es ardua, y Jazmín lo reconoce. «Para estar hoy aquí, también se ha necesitado el apoyo de los hombres, ¿por qué no decirlo?, aquí el que camina a lado de nosotras tiene que entender lo que estamos haciendo las mujeres porque la demanda es mucha, eso es lo principal, ahí tenemos que sentar esa base: que la persona que nos acompaña como pareja tiene que entender que estamos aquí y que no hay marcha atrás, estamos aquí por nuestras hijas, por nuestros hijos, y lamentablemente parte de ese tiempo que se le dedica a los hijos se sacrifica, pero es por el bien de ellos pensando en las próximas generaciones», explica y agrega «por eso el apoyo y la colaboración de ustedes es muy importante, porque es para las próximas generaciones».
Para Jazmín y sus compañeras es primordial la construcción de alianzas entre hombres y mujeres, pero es más importante aún reconocer las diferentes cargas de trabajo y responsabilidades.
En Xochimilco, la búsqueda por la justicia socioambiental se teje con hilos de tradición, resistencia, esperanza y solidaridad. La voz de Jazmín, es un eco de las ancestras que resuena entre las chinampas, recordándonos que la defensa del territorio es una lucha por la vida.

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